El próximo lunes, 6 de noviembre se celebra el Día para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la guerra y los conflictos armados, una efemérides destacada para la ONU y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Las disputas entre países, como la reciente en la Franja de Gaza o la de Ucrania y Rusia, suponen no sólo la pérdida de un gran número de vidas humanas, sino también la degradación ambiental con la destrucción de miles de edificios y espacios agrícolas. Junto a la prevención de conflictos y el mantenimiento de la paz, la ONU solicita que se preserve el medio ambiente, “porque no puede haber paz duradera si los recursos naturales que sostienen los medios de subsistencia y los ecosistemas son destruidos”.
El medio ambiente es como señala la ONU la víctima olvidada. Pozos de agua contaminados, cultivos quemados, bosques talados, suelos envenenados y animales, son las consecuencias de las guerras.
Como señala el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, al menos el 40% de los conflictos internos registrados en los últimos 60 años han tenido relación con la explotación de los recursos naturales, tanto por su “gran valor” como la madera, los diamantes, el oro, los minerales o el petróleo, como por su escasez, como la tierra fértil y el agua.
Seis agencias y departamentos de las Naciones Unidas (el Programa para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa para el Desarrollo (PNUD), ONU HÁBITAT, la Oficina de Apoyo a la Consolidación de la Paz, el Departamento de Asuntos Políticos y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales), coordinados por el Equipo del marco interinstitucional para la Adopción de Medidas Preventivas, se han asociado con la Unión Europea para ayudar a los países a reducir las tensiones sobre los recursos naturales y el uso de la gestión ambiental para la construcción de la paz y la prevención de los conflictos armados.